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Nani Marquina en el showroom Lima Modern (Perú) el pasado Noviembre. Fuente: Nanimarquina.com

 

Tres décadas han pasado ya desde que Nani Marquina empezara a experimentar, con más ilusión y creatividad que medios, con sus primeras alfombras. ¿El objetivo? Llevar el poder del diseño a las alfombras, complemento que, en aquel momento ignoraban diseñadores y creativos por igual. Eso sí, todo ello teniendo en cuenta a que se trata de un objeto personal, que disfrutamos en casa, por lo tanto, debían ser cálidas, divertidas y confortables.

 

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Alfombra Estambul, una de las primeras colaboraciones con Javier Mariscal que se convertiría en un auténtico best seller de la firma.

 

En aquella Barcelona del diseño (a finales de la década de los ochenta, principios de los noventa), la propuesta corrió como la espuma y rápidamente pudo contar con firmas como la de América Sánchez, Sybilla o Mariscal, que crearon modelos alegres y que rompían por completo con las alfombras tradicionales. Fue precisamente la irónica versión de Mariscal de la alfombra persa tradicional, el modelo Estambul, la que se convirtió en un best seller de aquella primera época. Aunque también lo fue “Cuadros”, una alfombra compuesta de cuadros de diversos colores que sedujo al gran público por su simplicidad y color. Esta alfombra llevaba la firma de la propia Nani Marquina.

 

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Los viajes y el conocimiento de la artesanía en países como India o Pakistán han sido claves para el crecimiento creativo y económico de la firma.

 

El boom de esta alfombra (y de otras muchas que vendrían después) hizo que Marquina moviera su producción a India. Pero lejos de ser un ejercicio de “deslocalización” (como se llamaría después), este paso se convirtió en un maravilloso viaje de aprendizaje de técnicas tradicionales. La unión del diseño con las posibilidades de esta artesanía centenaria, unida a un compromiso con las comunidades de los países donde produce (la empresa colabora con la organización Care&Fair, que proporciona educación a los familiares de los tejedores, o el Proyecto Kala, una colección solidaria realizada en colaboración con esa organización), convirtió Nanimarquina en la empresa que es hoy y que, desde entonces, ha colaborado con diseñadores internacionales de renombre como Tord Boontje, los hermanos Ronan & Erwan Bourellec, el artista Michael Lin o el dúo londinense Doshi + Levien, así como los más reputados creadores del panorama nacional.

Este emocionante vídeo resume algunos de los logros de esta aventura de tres décadas, que empezó con el empeño de Nani Marquina, para pasar a ser una empresa familiar con centenares de puntos de venta en todo el mundo.

 

 

 

Fuente: NaniMarquina | RED AEDE