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Si por algo me gusta el verano es porque, por fin, las lámparas de exterior lucen con todo su esplendor… Muchos somos animales de exterior y, en cuanto hace buen tiempo, poblamos terrazas, balcones y jardines para aprovechar al máximo ese contacto con la naturaleza. Y la iluminación, sin duda, es un punto clave en el ambiente. Diseñar un proyecto de iluminación no es ninguno de los casos una tarea fácil pero, desde mi punto de vista, lo es mucho menos cuando se trata de iluminación exterior que se ha de integrar con la interior: es decir, partes de la casa que están fuera pero se ven desde dentro —como patios y jardines— o están dentro a la vez que fuera —como terrazas que tanto pueden estar cubiertas o descubiertas—. Integrar el estilo y la esencia de la decoración de forma que todo sea un continuo armónico se convierte en todo un arte pero merece la pena el resultado del esfuerzo. La cuestión, en definitiva, es sentirse como en casa: con las comodidades del interior pero con el ambiente del exterior donde el paisaje se convierte en un mural decorativo, el cielo en un precioso techo y las estrellas en luces naturales. Las cenas en el exterior parecen más agradables. Las conversaciones más cariñosas. El paisaje más romántico. ¡Todo sabe mejor!

 


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